Podía ver en su rostro el dolor. Fue tan intenso lo que vi que su dolor se convirtió en el mío. Ese hombre cayó de rodillas ante su perdida y mientras sacudía el sudor de su frente con su mano dejaba resonar un "AY BENDITO" hacia el cielo.
Todavía de rodillas, el hombre levantó los pedacitos de su alma de aquel suelo y poco a poco, con la angustia de un padre que pierde a un hijo, fue recopilando sus energías. Trató valientemente de hacer sentido de lo occurido, pero por aquí una perdida así es invisible al que en verdad no conoce lo que es perder un ser querido. Hoy, un día soleado y caluroso, vi como a un hombre se le cayó una Corona bien fría de la mano. Mi hermano, estoy contigo!
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
3 comments:
Yo hubiese llorado pero una cosa bien cabrona.
Hey
En mi profesion de bartender eso de derramar licor es el equivalente de derramar sangre, o petroleo en las playas. Me encanto esta historia.
Carinos
Coqueta
muy largo pero muy bueno ere un profeciona felicidades por tu lindo blog
Post a Comment